viernes, 4 de abril de 2014

El zapato comilón



Érase una vez un zapato comilón, era azul con rayas blancas. Su dueño se llamaba Andrés, tenía doce años, su pelo era de color castaño, era alto y, por supuesto, tenía una gran inteligencia. A Andrés le encantaba su zapato por que era de su color favorito, el azul.

En el colegio a Andrés le llamaban “Tortuga” porque era muy lento cada vez que se ponía esos zapatos. En Educación Física tenían que hacer carreras, circuitos... y siempre quedaba el último.

-¡Ja, ja, ja, “Tortuga”, qué lento eres! -le decían.

Andrés se hartó de tantos insultos contra él, así que pensó en una forma de que no lo insultaran. Con su gran inteligencia, pensó y pensó en un plan, hasta que se le ocurrió uno no muy correcto...

El plan consistía en echarle un trozo de pan a cada paso que diera el zapato para que corriera más rápido, pero el fallo era que la profesora no le dejaba llevar el pan en clase de Educación Física, así que pensó en un nuevo plan.

Solo necesitaba un palo, un pequeño trozo de pan y fixo. El plan consistía en que los zapatos corrieran hacia el trozo de pan , pero sin comérselo.

Con un poco de fixo pegó el palo al botín, con el palo agarrando el trocito de pan. Lo puso en cada botín y ya ganaba todos las carreras . Ahora lo llaman “Rapidín”.

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